Ross Monasterios. Estiramientos para relajarse.
- Ross Monasterios

- 29 dic 2021
- 4 Min. de lectura
¿Sabías qué los estiramientos se han utilizado desde la antigüedad para aliviar el dolor y eliminar la fatiga? Pues sí, y actualmente en la mayoría de los casos los realizamos para relajarnos y desestresarnos de la tensión diaria, ya que cada día es una carrera llena de obstáculos que vamos superando y nos agota.

Cabe destacar que, el estrés, el cansancio y las sobrecargas por esfuerzo o por trabajo habitual ocasionan rigidez muscular y dolor. El músculo se contrae por la acumulación de toxinas que dificultan la circulación, y es aquí donde a través del estiramiento conseguimos recuperar el estado normal del músculo, liberar toxinas y dejar fluir la circulación. De esta manera, los estiramientos reducen la fatiga y nos proporcionan una sensación de bienestar y alivio.
Como los músculos no actúan de forma aislada es interesante estirar la cadena muscular; el estiramiento debe ser lento, controlado y mantenido en el tiempo para adquirir los máximos beneficios, entre los que se encuentran:
Mejora la flexibilidad, resistencia y fuerza muscular.
Reduce las molestias y dolores musculares.
Relaja el cuerpo.
Nos produce una sensación de placer, alivio y bienestar.
Favorece la conciencia corporal.
Mantiene la elasticidad muscular.
Facilita corregir una mala postura.
Ayuda a recuperar la movilidad muscular y articular.
Previene algunos problemas de la región lumbar.
Evita posibles lesiones.
Es ideal para realizarlo tras la práctica deportiva.
Como vemos, son múltiples los beneficios y por ello deberíamos estirarnos a diario, sobre todo si tenemos que mantener una misma posición durante un largo rato, como es el caso de trabajar sentados frente al ordenador durante todo el día. Ante esto, para la relajación después de un día arduo de trabajo, te dejaré algunos de mis estiramientos favoritos:
Activar la espalda:
Separa las piernas del ancho de las caderas, con las rodillas estiradas, y lleva el peso a los talones.
Estira los brazos arriba, alarga la espalda, inclínate hacia delante sin flexionarla y mantén 5-10 segundos. Deja caer el tronco hacia el suelo y repite 5 veces.
Para relajar la lumbar descansa con el tronco hacia abajo y las manos en los codos 10 segundos.

Abrir el pecho:
De pie, con las piernas separadas del ancho de las caderas como en el ejercicio anterior, lleva una mano hacia el tobillo de la pierna contraria y abre el brazo opuesto hacia el techo, sintiendo cómo el pecho se abre al máximo. No fuerces, disfruta de la sensación de expansión.
Mantén los brazos completamente estirados, los hombros hacia atrás y la intención de llevar las manos en direcciones opuestas, como si alguien tirara de tu mano elevada hacia el techo y de tu mano descendente hacia el suelo.
Mantén en la postura durante 10 segundos y repite cambiando de lado.
Repite la torsión a ambos lados 2 veces.

Estirar los hombros:
Partimos de nuevo de la postura de pie con las piernas separadas a lo ancho de las caderas y bien estiradas, sin flexionar las rodillas.
Entrelaza las manos por detrás de la espalda y, a la vez que dejas caer tu cuerpo hacia el suelo, lleva las manos hacia el frente y hacia abajo. Mantén los brazos lo más estirados posible, pero sin poner tensión en los hombros.
Lleva la mirada hacia las piernas para no forzar el cuello y mantén la posición durante 10 segundos.
Repite el ejercicio 3 veces.

Descargar los glúteos:
Colócate boca arriba, barbilla hacia dentro y espalda bien apoyada.
Flexiona una pierna y lleva el tobillo de la otra sobre la rodilla flexionada.
Con las manos enlazadas lleva esa pierna doblada hacia el pecho y mantén 15 segundos. Repite el otro lado.
Puedes hacer el ejercicio en torsión, entrelazando las piernas y llevándolas hacia el lado de la que queda debajo.

Piernas más flexibles:
En el suelo, de nuevo boca arriba, flexiona una pierna y estira la otra hacia el techo, entrelazando las manos por detrás.
Lleva la rodilla hacia el pecho de una forma activa y, cada vez que expulses el aire, intenta dar un poco más de intensidad a la posición (nunca llegando al dolor).
Trata de mantener la pierna lo más estirada posible y los hombros lejos de las orejas, sin forzar el cuello.
Mantén 20 segundos y aumenta la intensidad de manera progresiva.
Repite con la otra pierna.

Alargar los costados:
Siéntate con las piernas cruzadas en una postura en que no notes tensión en rodillas ni espalda (puedes usar una toalla doblada para elevar la cadera).
Alarga un brazo hacia arriba y mantén la mano contraria apoyada en el suelo.
Sin separar los glúteos del suelo, lleva el brazo en dirección opuesta sintiendo cómo se estira y alarga tu espalda. Si puedes dar un poco más de intensidad, apoya el codo contrario en el suelo.
Mantén la posición 10 segundos y cambia hacia el otro lado. Repite dos veces.

Definitivamente, estos son estiramientos que relajan y alivian, sumamente fácil de realizarlos en casa, te invito a que los practiques y si lo haces me encantaría que me cuentes tu experiencia, puedes encontrarme en redes sociales como:
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